Naturalmente hablando

Y así nos hacen creer que las cosas SON de una manera.

1) Usted se enamora, perdidamente. Usted es afortunado, le corresponden y pronto deciden, usted y esa persona especial, armar una relación estable. Se aman y se respetan y es claro que desean, usted y su amad@, armar un proyecto juntos y establecer líneas para un futuro compartido. Y quieren hacerlo como cualquier otro hijo de vecino chileno, casándose. Pero resulta que no es tan sencillo porque usted y la persona que ama llevan escritos en su cédula de identidad, bajo la palabra SEXO, la misma letra: ambas son F, ambos son M.  Y no pues, no ve que Dios los creó hombre y mujer por algo, que es el pecado nefando dice la Biblia,  y por último es antinatural.

Es contranatura.

2) Usted conoce a un niño (vecin@, sobrin@, ahijad@, primo, incluso su propio hij@) tremendamente inteligente. El chiquillo o la niña es brillante, rapidísim@, creativo@ y todas las maravillas derivadas de la sinapsis eficiente. Y usted piensa que este ser podría llegar muy lejos, a cualquier parte, donde quisiera. Y resulta que no hay mucha plata en la casa, que sólo l@ pueden mandar a un colegio público donde los estándares no son tan buenos o quizás enviarl@ a un liceo de alto rendimiento, pero habría que pagar transporte porque tiene recién once años y el mentado liceo queda a hora y media en micro. Y usted, en un arrebato de idealismo piensa que la educación de calidad debería ser gratuita para que todos tuvieran acceso. Niños brillantes y niños no tan brillantes. Niños ricos y niños pobres como el suyo. No pues, ¿no ve que nada es gratis en la vida? o como dijo nuestro presidente – ocupando una figura  que no aplica  –

Todo se paga en la vida.

3) Usted  puede darse el lujo de veranear en el sur  o en el norte de Chile gracias a una parentela que tiene por allá (usted mismo o el mejor amigo, o el amigo del amigo) y se ha dado cuenta de la belleza del lugar, de la cantidad de seres vivos (humanos incluídos) que subsisten gracias al equilibrio del ecosistema. Usted piensa que lugares como esos deberían protegerse por respeto a los que allí viven, a los que vendrán, o porque quizás  se encuentre allí, escondida en un hongo o en un alga, la cura para el cáncer. Pero no pues, ¿no ve que nos falta energía y necesitamos centrales hidro y termo eléctricas, minas de carbón y cableados kilométricos?, ¿no ve que se vienen los apagones?

No hay plata para costear energías limpias

4) No crea ninguna de las patrañas esas. No hay tal cosa como la ley natural de hombre y mujer, la inevitabilidad del mercado educacional o los costos estratosféricos de las energías limpias. Las cosas cuestan caras o baratas, son o no aceptables dependiendo del objetivo que nos tracemos como nación. Si queremos un país tolerante, que trate a sus todos sus ciudadanos dignamente, es absurdo que existan dos maneras de casarse, educación para ricos y otra para pobres, regiones contaminadas y otras devorando energía.

Que no le cuenten cuentos. Este no es el país que nos tocó, es el país que construimos…o deconstruimos.

Si mostra la sorte

*

Hace ya tres meses que debo subir la bicicleta hasta mi departamento, se han robado varias y no puedo perder la mía. Entro apenas, tratando de no golpear los muebles. Abro la ventana y veo el sol ponerse tras la nata gris sobre la ciudad. Me encantaría tener una terraza, nunca he vivido en un lugar con terraza. Prendo la radio, su voz profunda satura los parlantes… hemos escuchado Lenore Sinfonía nº5 de Joachim Raff, Orquesta Sinfónica de Bamberg dirigida por Hans Stadlmair, cierro los ojos.

Hoy, saliendo de la pega en el lavaseco, recogí un volante en colores. Aparece Leonora Osorio sólo con la parte de abajo de un bikini blanco, exhibiendo orgullosa las tetas que le regalaron a los quince, en la mano derecha tiene un auricular rojo con cable espiral, de los antiguos. Dice “Hot Line. Llámame, te espero” y un número de teléfono, uno de los dígitos está encerrado en círculos hechos con lápiz de pasta negro. Creo que no tuve fiesta de quince.

Pronto tengo que salir al turno en la otra pega, así que preparo un tazón de té y una marraqueta con dulce de membrillo. Me siento junto a la ventana abierta, saco el volante y lo pongo sobre la mesa, el papel es suave, delgado y resbaladizo, me gusta. Presto atención a la radio, sonrío… a continuación Estudio para corno y cuerdas nº 2 de Luigi Cherubini, Academia de Saint Martin in the Fields, dirige Neville Mariner.

 **

Llego atrasada. Aseguro la bici y entro corriendo hasta el camarín de la pizzería para cambiarme aunque sé que el turno estará flojo hoy. Alguien se está duchando. En una de las paredes hay pegados varios afiches de modelos posando en mínimas versiones del uniforme de la selección nacional de futbol, entre ellas Leonora. Comienza a acumularse el vapor y mientras me quito la ropa observo atenta el cuerpo de la leona. No puedo evitarlo, me acerco medio desnuda a la imagen hasta tenerla frente a mis ojos, su cuerpo perfecto desaparece por momentos entre la neblina, extiendo el brazo y con el índice dibujo sus curvas. Me visto también de uniforme. Yo nunca he estado en un sauna.

Veo tras el vidrio de la cabina a los repartidores y al pizzero jugar dudo en la cocina, han sintonizado el televisor en el canal de Leonora Osorio, tal como el resto del país. Alcancé a leer en la portada de  La Espectacular que hoy Leonora hará finalmente el esperado topless frente al público. Hace más de un mes que vienen anunciando el show y nada, nunca pasa nada, pero se supone que ahora va, porque el conductor  del estelar de los miércoles se ha comprometido con el dueño del canal a programar la performance pasada la medianoche.

Entra una llamada, piden dos pizzas, que deben llegar antes del show de Leonora…cuelgo con rabia, tanto escándalo por un par de tetas falsas. Paso  indignada orden a la cocina y subo el volumen a la radio, es el momento preciso… en los próximos veinticinco minutos escucharemos Salomé, interpretada por Catherine Malfitano, Keneth Riegel y la Filarmónica de Viena, dirige Christoph von Dohnányi.

No es primera vez que Leonora hace un topless. El manager explicó a la prensa que la foto del volante era trucada, que no se compara al original, “a la perfección hecha mujer que es Leonora Osorio” dijo el muy cursi, saco el papel del bolsillo de mi pantalón y lo miro de cerca, nada. Veo en el televisor al público eufórico, el animador da vueltas por el escenario seguido paródicamente por un hombre vestido de pájaro multicolor, Leonora saldrá en cualquier instante. Vuelvo a observar las curvas de la tipa y me pregunto quién será la leonora que contesta la línea caliente. Tomo el auricular y marco.

– Aló. Buenas noches – Lo reconozco…escuchamos obertura Opus 62. Cuelgo.

Vuelvo a marcar.

– Aló. Buenas noches, ¿puede oírme? – Definitivamente es él, Patricio.

­– Sí…discúlpeme, ¿con quién hablo?

– ¿Con quién desea hablar usted?

– ¿Es la…casa de Leonora Osorio?

– No, me temo que no. ¿Llama usted por la línea caliente?

– Estee…sí –  Los nervios me hacen parecer psicópata, respiro profundo.

– No se preocupe, siempre sucede, aunque es la primera vez que llama una mujer. Verá:

la  imprenta que desarrolló los volantes de la línea caliente  se equivocó en uno de los

dígitos y en una partida de ochocientos volantes figura mi número de teléfono.

–  Chuta, yo…­

–  Normalmente me molestaría, pero justamente hoy mi abogado me ha informado que gané el  juicio y que seré indemnizado por las molestias que esto me ha traído – escucho su risa clara, sonrío, me relajo –  Hoy me hace hasta gracia el equívoco.

–  Discúlpeme, yo en verdad no…

­–  Le repito, no se preocupe –  su voz es calma y profunda, tal como en la radio –  Ya está todo solucionado. El volante del cual usted tomó este número es uno de los últimos en circulación o al menos eso me han dicho.

­– Ah…¡qué bueno!

–  ¿Me permite una pregunta?

–  Eeeh…sí, claro.

– ¿Por qué llamó a este número?

–   …

– ¿Aló?

–  Sí, estoy aquí ­… es que yo…lo que pasa es que yo quería saber quien respondería el teléfono si  Leonora Osorio está al aire.

– Comprendo, lo del topless televisado. La verdad, no tengo ni la menor idea. Imagino que habrá operadoras trabajando por turnos, no creo que la señorita Osorio se aparezca siquiera en el recinto donde funciona la empresa de llamados. De todas maneras, y para  responder a su  pregunta inicial, usted habla con Pat…

–  Sé quien es usted. Lo reconocí de inmediato, siempre lo escucho.

– ¡¿De veras sabe quién soy yo?!

–  ¡Qué vergüenza! Discúlpeme, de todas las personas tenía que molestarlo justo a usted que es tan…tan absolutamente soberbio

– No se avergüence, no se imagina la cantidad de llamados y de improperios que he recibido por no ser la señorita Osorio. De hecho, es la primera vez que  se disculpan y  encima me halagan. He tenido suerte hoy…

–  Es que usted es un hombre serio y lo llaman por teléfono con esta tontera…

–  Quizás le parezca curioso, pero justo hoy, que se ha solucionado el problema, he estado dándole vueltas al asunto de las líneas calientes…

– ¡¿Usted?!

–  Sí, la verdad es que me parece muy natural que las personas demanden este tipo de servicios, la palabra es altamente erótica.

–  Sí, es verdad

–  Me pregunto, sin embargo, ¿cuál será el tono de este tipo de conversaciones?

–  No sé, yo nunca he llamado…bueno, excepto hoy.

–  Yo tampoco he llamado, pero creo que por mi profesión yo no sería el que contacta sino el contactado, como ahora.

–  Sí y yo sería el cliente­ – Me sonrojo, no quería que él escuchara eso

–  Mire, yo creo… me parece injusto que su primera experiencia con este tipo de servicios haya sido tan desafortunada. Si me permite, me gustaría leerle algo a modo de consuelo, ¿es posible?

–  Sí…supongo que sí.

–  Déme un segundo.

Siento el sonido del auricular contra la madera. No puedo creerlo, va a leer algo para mí. Lo imagino sentado en un sillón elegante y cómodo en una pieza cálidamente iluminada. Bañados en luz anaranjada, estoy tendida a sus pies en la alfombra mullida, sus zapatos están prolijamente lustrados, percibo un cascabel bailando en mi cuello. Alguien más dirá en la radio escuchamos La condenación de Fausto de Héctor Berlioz…

– ¿Sigue usted ahí?

­– Sí, aquí estoy.

– Bien. Voy a leerle uno de mis fragmentos favoritos de la literatura erótica, espero le agrade. Es la primera vez que oficio de operador de una línea caliente:

“Reconozco que no resultaba nada fácil, pero intenté enseñarle a tener en su boca la  ostra y el líquido, utilizando la lengua a modo de muralla para impedir que el líquido entrara en la garganta…El azar quiso que una pequeña ostra que yo estaba poniendo en los labios de Emilia cayera en su escote. Cuando hizo ademán de recuperarla, reivindiqué mis derechos sobre aquella ostra. Ella cedió y me dejó desatar los cordones de su blusa y permitió que mis labios recuperaran la ostra de las profundidades en las que había caído”. Giacomo Girolamo Casanova, Historia de mi vida.

 Su voz desierta me ha abierto el chaleco y desabotonado la blusa exhibiendo el contraste entre la malla púrpura de la camiseta de nylon y la piel pálida. En respuesta, los pezones se insinúan en rosa coronando la redondez de mis pechos. Escucho mi respiración en el auricular.

– ¿Qué le pareció el relato?

–  Es muy bueno…yo…yo nunca he comido ostras.

–  Es una pena porque son deliciosas…¡sobre todo servidas a la manera del relato!

Reímos de manera relajada. Me reclino en el sillón, río… escucho sus carcajadas hondas en el teléfono…me siento increíblemente bien, llevo mi mano a la blusa y tiro de la tela arrancando los botones que aún resistían, echo la cabeza hacia atrás como si él pudiera verme, él sigue riendo, casi no puedo afirmarme al sillón, en cualquier momento voy a caer.

– Ha sido realmente un placer hablar con usted.

– Para mí también, gracias por la lectura

– Gracias a usted por llamar. Que pase una buena noche.

– Usted también.

– Adiós, señorita.

– Adiós, Patricio.

Desde la cocina me miran el pizzero y un repartidor, han dejado la transmisión de la Osorio y gesticulan apuntando a mis mejillas y mis tetas.  Me llevo las manos a la cara, ardo

***

Los sábados siempre llegan cerros de ropa al lavaseco, es el día más ocupado. Es temprano aún,  reviso prendas de espaldas al mostrador mientras Gustavo repasa las entregas de hoy. El ruido de fondo de las secadoras es interrumpido por el tintineo metálico del colgante en la puerta.

­­– Buenos días, caballero.

– Buenos días. Me dijeron que ustedes se especializan en telas delicadas y manchas difíciles.

Escucho en mi cabeza Si mostra la Sorte, Aria para Soprano. Köchel Verzeichnis 209.

– Así es, puede dejar su prenda con confianza, somos expertos. ¿De qué es la mancha?

– De ostras, jugo de ostras.

Volteo. El está allí, frente al mostrador. Respiro profundo, cierro los ojos, escucho la música en mi cabeza, inspiro.

–Yo nunca he probado las ostras ni llamado a un teléfono caliente.

Patricio me mira incrédulo… sonríe.

iClare

Miro la vidriera con perfumes, distraída, a mi lado la maleta con ruedas llena de ropa limpia traída del lavadero para estudiantes, la ficha sobrante de la máquina aún en mi mano. Escucho el grito sin distinguir la palabra, apenas me estoy girando cuando lo oigo por segunda vez, no percibo la palabra pero me conmueve el desgarro en la voz…

– ¡Claaare!

Al darme vuelta mis ojos no ven casi nada, un hombre me sostiene fuerte, me abraza como en año nuevo, hablando en ese idioma del demonio, repitiendo una y otra vez ese nombre… Clare. Me muevo incómoda, se separa un poco de mi cuerpo, sosteniéndome aún por los hombros. Trato de explicarme.

– Ik spreek geen Nederland…I’m not Clare, not Clare…no soy Clare, me confunde…

Me vuelve a abrazar y a murmurar su nombre. Nadie en la calle nos mira, su cuerpo está adosado al mío, ahora casi no puedo moverme, el trance de sus palabras me envuelve, comienzo a temblar. Tomo impulso y lo aparto violentamente.

– Yo noy Clare. I’m not Clare, vous etes confus…¡YO NO SOY CLAIRE!

El grito atrajo por fin la atención de algunos transeúntes. Abro nerviosa mi cartera  y saco el pasaporte, el miedo del inmigrante hecho papel, vuelan algunas monedas sueltas y mi pluma. De manera muy grosera pongo la página con mi foto e identificación frente a su rostro.

– My name is Nadia…no soy Clare, je suis Nadia, NADIA FROM CHILE, not her, not Clare…ik ben niet Clare.

El mira la página estupefacto. Su vista sigue las líneas con mis datos, cuando termina vuelve los ojos a los míos.

– Clare…- suspira. Saca un iPhone del bolsillo interior de su abrigo y me enseña la pantalla. Ahí estamos, él y yo… él y Clare…abrazados,  sonriendo a la cámara.

Darme cuenta de pronto que estoy ahí, mis ojos y la nariz de mi familia, suspendida en una fotografía para la que jamás posé, para la que jamás sonreí, abrazada de ese modo que he buscado por años a un hombre a quien veo por primera vez… y sin embargo no soy yo…me veo en la pantalla, estoy ahí y sé que no soy yo. El pasaporte se resbala entre mis dedos.

Lo miro. No sé quién mierda soy, me sonrojo.

– Yo…I’m Nadia…te juro que yo no soy Clare, je le jure, not Clare –

Nos miramos absolutamente devastados. El mira la pantalla del celular y mi rostro alternadamente, nota que mi pasaporte está el suelo y se inclina a recogerlo. Vuelve a chequear mi identidad.

– Clare, wie ben jij?- se humedecen sus ojos.

Acerco mi mano enguantada a su cara, temo tocarlo. El toma mi mano firmemente y la lleva a su mejilla, su iPhone queda aprisionado entre su mano y la mía, cierra los ojos y sonríe mientras las lágrimas corren por su rostro. Alcanzo a ver mi imagen en la pantalla, yo y Clare, ambas, sonriendo.

Nos abrazamos él, yo y Clare.

TV para Perros

Nueva Constitución, Nueva Educación, Nueva Televisión

Hace un par de días Canal 13 emitió un reportaje sobre las discoteques para menores en la zona sur de Santiago. Las imágenes mostraban a niñ@s y adolescentes bailando reggaeton  – perreando – y participando en concursos en que se ponía en juego su “resistencia erótica”. Además, el reportaje incluía consultas a los chic@s sobre sus motivaciones para ir a estas fiestas junto a las opiniones expertas de sicólogos y siquiatras respecto al potencial daño de este tipo de “experiencias” en el vida y el desarrollo sexual de los menores.

En el matinal del mismo canal se discutió el reportaje por largo rato, mostrándose los conductores escandalizados por las actitudes de los chic@s, la irresponsailidad de los padres, la sinverguenzura del dueño del local, la vulgaridad de los concursos, en fin…por todo. Pero en ninguna reflexión percibí una mínima autocrítica respecto a lo que estaba sucediendo en las discos de San Bernardo, y mucho menos una conexión entre esa situación y el actual movimiento social en torno a la crisis en la educación.

Me parece insólito que personas que trabajan en televisión abierta hace años y que en más de una oportunidad han estado relacionados con programación para el segmento infantil y juvenil, no se pronuncien respecto a la miserable calidad de la parrilla programática que la TV abierta chilena ofrece a nuestros hijos. Y no sólo no se pronuncian, sino que tienen ‘las patas’ para sorprenderse con las imágenes de los chic@s perreando, cuando EL modelo de jóvenes que presenta la TV es precisamente ese.

Resulta impresentable que la mayoría de los programas en TV abierta  muestren a Ruly, July y Luly bailando el caño como en el mejor nightclub de Stgo o el conflicto entre Pepy y Nany a cachetada limpia por el galán futbolero de turno. Es evidente que l@s niñ@s responden al ambiente, si la televisión muestra a personas comportánadose como perras y perros como modelos deseables ¿por qué l@s niñ@s deberían desear OTRA cosa?

Pero la TV abierta chilena no sólo incluye paupérrimos contenidos en su programación instalando modelos únicos de mujer ornamental y de hombre semental, sino que además ridiculiza cualquier otro rasgo de los jóvenes, armando una puesta en escena para evidenciar su “ignorancia” frente a preguntas de cultura general en vergonzosos concursos que festinan con la tontera.

Educar es más que proveer al país de colegios. Es tomarse en serio la tarea de implementar y utilizar las plataformas necesarias para que la toda población acceda a contenidos amplios y diversos que supongan un impacto positivo en sus vidas a través de la entrega de herramientas, información, arte  en todas sus formas y también entretención.

En este sentido, la TV  pública podría tener un rol fundamental en la planificación de un nuevo Sistema de Educación pa Chile, que trascienda las aulas y que llegue a todos los espacios públicos, físicos y virtuales. Así l@s jovenes podrían exponerse a algo más que Los Simpson o las desventuras faranduleras de Pepy. No se trata de “uniformar” la educación y la cultura, sino de abrir los espacios para una diversidad real, que incluya desde películas Japonesas de Animé a documentales sobre robótica y ciencia cognitiva, relatos en lenguas originarias, cortos chilenos y extranjeros, música y baile de todos los tipos, conciertos de Iron Maiden y de Los Jaivas.

Para que tal cosa suceda, el Estado debe tener una política de educación y medios de comunicación sólida, creativa y eficiente, que permita la implementación real de al menos una señal de TV pública que asegure contenidos de calidad al más alto nivel. Mi queridísimo Patricio Bañados dijo hace unos años en una entrevista:

“Yo encuentro que el desperdicio que se ha hecho aquí de la televisión pública es de tal magnitud, ¡qué la única palabra que se me ocurre para calificarlo es de criminal! ¡Tener un Instrumento como ése y usarlo para lo que lo usamos, es criminal! Luego te salen con que en el cable hay programas buenos. Efectivamente, en el cable hay programas muy buenos, pero éste lo tiene sólo la gente que tiene dinero. Entonces, otra vez estamos agrandando la brecha. Y la muchachita allá de provincia, lo único que ve es que hay que estar zangoloteándose a las seis de la tarde”

Una mejor TV abierta permite ver la realidad con mejores ojos, pero alguien nos quiere miopes…y perreando.

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La entrevista completa a Bañados en: http://tribunachilena.blogia.com/2007/121501-entrevista-a-patricio-banados-en-el-plebiscito-del-88-gano-el-si-.php

Represión de Calidad

Es lo que el Gobierno de Chile está dispuesto a ofrecerle a sus niños y jóvenes.

 

El Bien Común

Sebastián Piñera, Presidente de la República de Chile, ha afirmado hoy que la Educación es un bien de consumo. Después de mucho reflexionar y decidir que la inmolación no es el camino (por atractivo que parezca), me he propuesto hacer mías las palabras del señor presidente y pensar la Educación como un bien, uno que es tan indispensable para el desarrollo de las personas y de las sociedades que no puede menos que asegurarse vía garantía estatal, algo así como el agua o el aire…y recordé que en Chile el agua se vende y que en Santiago, y por lo menos en once ciudades más, el aire es irrespirable.

Es la hora de recuperar aquello que nos pertenece por el sólo hecho de ser personas: nuestros derechos…la Educación es uno de ellos. Necesitamos un cambio constitucional que nos garantice aquello que nos resulta vital y que nos lleva a constituir sociedad, si todo se va a traducir en mercado, plata y competencia mejor declaramos Chile S.A.  y ya está, me inmolo.

La Educación es no es un bien de consumo sino el Bien Común.

Señor Presidente y pirañas asociadas, corten el weveo.

El Ciudadano Kaiser

En una columna publicada por el Diario Financiero que provocó repudio generalizado, el  abogado Axel Kaiser afirma que la raíz del actual debate en torno a la igualdad y la distribución de ingresos vía Estado está basada en una falacia: la igualdad como un bien.

Tras una cita a Marx y a Schoeck, Kaiser postula que la demanda por igualdad está en verdad comandada por la envidia que sentirían los sectores menos privilegiados respecto a los más acomodados, por lo tanto atender a ella como un objetivo deseable o un marcador de desarrollo para un país es inoficioso. Para ilustrar su argumento, se agarra del caso de Zimbawe, una nación que presenta mejores índices de distribución que Chile, pero que, en su opinión, no presenta una situación preferible a la chilena.

Así las cosas, Kaiser no ve razón alguna para escandalizarse por “que algunos tengan mucho más que otros, especialmente si todos tienen suficiente como para vivir dignamente. Salvo claro, que seamos envidiosos”.

Kaiser se cubre las espaldas respecto a las condiciones “para vivir dignamente”, argumentando que el problema de la pobreza en Chile no se subsana vía intervención del Estado si no aumentando la productividad. Los pobres lo son porque son poco productivos y la solución está en lograr que produzcan más para que puedan tener más y para eso se requiere de crecimiento económico y la reducción al mínimo de impuestos y acción del Estado.

Hasta aquí el resumen de Kaiser. Créame que me dolieron los dedos las escribir tanta patraña.

Resulta curioso que Kaiser escogiera para su columna la envidia de los pobres y no la codicia de los ricos. Dando vuelta su argumento, uno podría postular que el ser humano es intrínsicamente codicioso, que siempre quiere más y que es absurdo pensar que los ingresos se distribuirán vía chorreo: incluso cuando tengan muchísimo más que para vivir dignamente, los que reciben más ingresos siempre querrán tener más y más. En este escenario dominado por la codicia y el afán acaparador, se haría absolutamente necesaria la intervención de un Estado que equilibrara la situación, recolectando parte de los que tienen más para distribuirla entre los que tienen menos.

Podría contra argumentarse entonces que los que “tienen más” se lo merecen porque “producen más”. Para responder podríamos mirar nuestro terruño y ver como funcionan las cosas aquí: 4 familias en Chile tienen una fortuna equivalente al 80% del ingreso anual de la población y es evidente que para obtener esas obscenas ganancias  se necesitan hartas manos, muchos trabajadores. Y entonces las preguntas ¿recibirán  esos trabajadores lo que les corresponde por producir una montaña de plata?, ¿sus sueldos se corresponden a su esfuerzo, pueden llegar a una casa calentita, comprar frazadas al contado, ir al cine una vez al mes o comprar el jarabe para la tos del hijo?…todos sabemos la respuesta: $172.000.

Creo, humildemente, que para construir una sociedad decente tenemos que salir de la dinámica de envidiosos versus codiciosos y apelar a aquellos ideales que sustentan la democracia, la igualdad entre ellos.

Hace mucho tiempo fue un abogado indio el que dijo que la pobreza era la peor forma de violencia. Ese mismo abogado dejó su casa en Inglaterra, su puesto en una gran compañía, un sueldo abultado, el prestigio de abogado y su ciudadanía británica para ir a vivir al campo, cultivar su propia comida y fabricar su propia ropa…todo esto porque le parecía preferible vivir en condiciones de pobreza e igualdad junto a sus 300 millones de compatriotas que saberse privilegiado en medio del sufrimiento ajeno.

Dudo que Kaiser tenga un gesto como el del abogado indio, tampoco lo espero…sólo quería ilustrar que, aunque Kaiser no lo crea, habemos personas que preferimos dejar de tener algunos beneficios para asegurarnos que en la próxima ida al cine podríamos encontrar al auxiliar del aseo y sus hijos.

Latin America Also Has iPods*…so what?

Hace rato ya que le vengo dando vueltas al asunto de los intentos de (des) configurar la identidad latinomericana vía literatura. Es un bicho que me pica desde hace tiempo, desde el momento en que por los pasillos de mi “emblemático” liceo corrían los libros de Fuguet y choqué con él, de frente y a toda velocidad. Y mientras Don Beto se anotaba varios porotos entre mis contemporáneas – lectoras además de la Zona de Contacto – , a mí me costaba kilo y medio pasar del prólogo/presentación (no ficción),  lo que era más bien raro.

Esa incomodidad con Fuguet se enquistó precisamente a nivel prólogo y sus declaraciones de una América Latina de Mc Donalds y Macintosh , hermana  de la América sin acento, sin folklóricos Macondos y con nuevas y modernas capitales que rascaban el cielo en sus ratos de ocio existencial, ciudades habitadas por unos niños pudientes que parecían nunca correr detrás de la micro después de clases, como yo. Años luz me separaban de la América Latina descrita por Fuguet y su metrópolis McOndo, distancia sideral que yo achacaba a mi tendencia a vivir en un mundo paralelo sin MTV ni Rock and Pop.

Si las historias de Fuguet – como autor o compilador –  no hubieran estado precedidas de estas declaraciones sobre una pura gran América, lejos de la sospecha de que alguien nos USA, quizás podría haber resbalado por el tobogán de su lectura-ficción, pero sus palabras inaugurales resonaban página a página y yo me preguntaba en qué parte de América Latina estarían esos McOndos, esos personajes viajeros VIP, esas realidades con soundtrack, esas vidas de videoclip…¡’utha que es ingenuo uno a los quince!

Y me lo he seguido preguntando. Y las respuestas intra y extra diegéticas evidencian que la paridad entre las américas (con y sin acentos) no es ni será tal, que hay muchos latinoamericanos que no conocen el mar ni menos los rascacielos y que otros varios escribimos teniendo en la mente más que decidir si usar Mac o Microsoft.

Las últimas dos respuestas en torno a McOndo – muy disímiles por demás- me llovieron la semana pasada. Le pregunté a un querido amigo si había leído a Fuguet y , de ser así, qué le había parecido. Mi amigo respondió que, como yo, había leído a Fuguet durante su adolescencia y que no había tenido una experiencia placentera puesto que le había molestado la artificialidad en la pose de “intelectual cool” de Fuguet, misma pose que en su opinión tenían varios personajes de la época.

Paradójicamente, la expresión “cool” es usada por Marcelo Rioseco en su ensayo* para rescatar el valor de los escritos de no ficción de Fuguet y su influencia en los escritores post dictadura. Respecto a los lectores-escritores de Fuguet, Rioseco dice “sobretodo, pienso en los autores que no sólo nos ayudan a aprender  a escribir sino a vivir. Pienso en Chile, en Latinoamerica, y en la gente hip que quería ser cool cuando la palabra cool no estaba de moda, o simplemente no existía, o representaba a los Estados Unidos y no a la maltratada América Latina de las dictaduras militares“**

Que un escritor produzca para sus amiguitos no es asunto nuevo, mucho menos lo es que un escritor instaure la identidad de un pueblo a partir de la literatura A o B. Lo que (me) llama la atención de Fuguet es el momento histórico en que surge su declaración de principios, la constitución identitaria de su América Latina -llena de alusiones a Estados Unidos  y su cultura-  y el espaldarazo que recibió de los “mostros” editoriales. Para desligarse del los autores del boom y lanzar esta nueva propuesta, Fuguet hace la desconocida a varios aspectos si no representativos por lo menos muy comunes a los latinoamericanos y rellena los espacios resultantes con Hollywood y la cultura pop estadounidense.

El fenómeno de relleno o cita a la cultura pop con que se constitye esta nueva identidad latina resultaría, en palabras de Rioseco, altamente positivo  ya que no “tenemos que vivir sólo nuestras vidas planas y ordinarias, sino que él (Fuguet) nos permite vivir las vidas de otros, ir a otros espacios, recorrer el mundo, sentir aquello que nunca sentiremos” .

Creo que quizás aquí está la clave para ubicar la América Latina de Fuguet y su capital McOndo: un continente donde viven otros, en otros lugares, sintiendo otras intensidades que nos están vedadas a los latinos que vivimos en capitales como Asunción. Quizás el truco está en el iPod. Quizás deba enchufarme uno a las orejas y al escuchar la banda sonora correcta me sitúe en McOndo, un lugar donde los estadounidenses hablarán en perfecto español y yo en perfecto inglés dejando atrás la dinámica dominador-dominado, ellos sabrán tanto de Carolina Arregui como yo de Julia Roberts y mi dilema mayor al escribir no será tomar postura política ante las cosas que me suceden…y un buen día tendré esa banda sonora correcta bajo la piel, una muy cool música iPodérmica, me sentiré una de las heroínas de Fuguet y no tendré tanto conflicto identitario. Lucky me.

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*Esta reflexión en particular surgió a partir de la lectura del artículo Latin America Also Has iPods: The Non Fiction Books of Alberto Fuguet de Marcelo Rioseco

** Traducción mía. El texto original está íntegramente en inglés.

Sobre las revoluciones no televisadas

En las últimas semanas ha habido salidas a la calle de todas layas. Es el tropo de Mayo, no de esa primavera de París en el 68′ (¿replicándose quizás en España ahora?), sino de un Mayo chilensis de cuenta pública que cada vez tiene menos de tradición republicana y de un descontento transversal  que no reconoce clase (aunque Golborne diga lo contrario).

Este Mayo la gente ha salido a la calle más que otros Mayos y ha gritado, pataleado, pintado y hecho público su descontento; están también los que como complemento o alternativa a la calle han posteado, twitteado, o compartido su desazón. En cualquier caso, ha sido un Mayo de revoluciones (en tanto vielas en movimiento) exhibidas y comentadas en televisión. Mayo con locos.

Las revoluciones de este Mayo, sin embargo, han tenido para mí un carácter íntimo. Revoluciones que han tomado lugar en el dentror de confusiones líquidas (de té y café, dijeron Celia y su hija) y en las más inquietantes conversas otoñales, los tropos en los que se alojan – en mi humildísima opinión – las verdaderas revoluciones, aquellas que no se televisan.

En un café, depués de contarnos la vida y los amores, Luz me habló de Monsanto. Obviamente me recomendó el documental (Le monde selon Monsanto), pero fue su gesto y su relato los que me llegaron al tuétano…no ahondó mucho en datos duros, pero la intensidad de su acento mexicano en el relato de catástrofe en su tierra a propósito de los transgénicos me conmovió e hizo sonar todas las alarmas.  El documental vendría después, como complemento, en una sesión con mi hermano que nos hizo agarrarnos la cabeza a dos manos mientras tomábamos once y discutíamos las veinte mil aristas del asunto.

La revolución con Godzilla y pie de limón me abrazó el Jueves en un departamento familiar. La pisada de Godzilla se hizo sentir en la constatación espiritual de que todo parece tan perdido, de que las aulas chilenas están llenas de niños y jóvenes que fueron arrojados allí por sus padres, como en un botadero humano. Y luego ver que una dulce revolución acidita se construye en un niño que prefiere escuchar historias de monstruos para después moldearlos en plasticina en vez de jugar play station. Entonces mi desazón se vuelve trazo para dibujarle el “mostro más mostroso que te puedas imaginar”.

Y ayer en el más cálido de los depas sin estufa, tratando de entender cómo es que funcionan las pirámides del poder, desde la empresa hasta la academia. Desmenuzar el artilugio para descubrir dónde demonios esconde el mago al conejo, ese conejo que tú cuidaste y alimentaste, que es fruto de TU pega y que se esfuma ante tus ojos tras el pase de manos del ilusionista – Multinacional, Jefe o Profe Guía – . Tratar de encontrar la lógica en la ley del más fuerte, del más winner, del menor esfuerzo y el mejor lobby…todo esto en el hogar de mujeres brillantes, con el gentil auspicio de Don Fernando Dilmah y de un pie de piña extra azucarado, única manera de no amargarse con tanta mierda y de salir riendo de la propia torpeza. La revolución del azúcar.

Me quedo con un puñado de triunfos revolucionarios: la Luz de México, un hermano que se indigna con el mundo a puteada limpia para después abrazarme y prometerme que no va a pasar, un mejor amigo de 7 años que ya tiene 2 libros de monstruos (y yo ninguno), y que el azúcar y los amigos ayudan a pensar mejor. Todo sin cámaras, por supuesto.

El signo de la Democracia

La semana pasada, el ministro Golborne fue invitado al matinal del 13 y entrevistado por los panelistas. La verdad, llegó un momento en que me dió pena el tipo tratando de defenderse como gato de espaldas ante los cuestionamientos de los conductores y los periodiostas del panel. Se habló de números, de impacto ambiental, de energías alternativas, de acumulación de riquezas, en fin… se habló de todo lo que ha estado dando vueltas – entre mentiras y verdades – en los medios durante las últimas semanas y en las redes sociales durante el último año y medio.

Aún considerando la importancia de los tópicos relacionados directamente con la materialidad del proyecto, lo que más me llamó la atención del discurso del Golborne en el matinal fue la visión del Gobierno (representado en este caso por el señor ministro) sobre la Democracia, visión se vió desplegada en dos temas críticos: la opinión de los ayseninos y del resto de las regiones en torno al proyecto y la pertenencia de clase de los manifestantes contra Hidoyasén.

Me voy a poner el parche antes de la herida aclarando que los dichos del señor Golborne SI representan al gobierno por tres razones fundamentales: primero, Golborne fue al programa en su calidad de ministro y no como ciudadano de a pie; segundo, durante la entrevista se rehusó a dar su opinión personal en torno al proyecto argumentando que, como ministro, no estaba facultado para ello; por último, si el ministro no representara al Gobierno hace rato que habría sido destituído y no “levantado” como figura política.

Teniendo claro entonces que Golborne es un portavoz válido del Gobierno, entremos en materia. Tonka Tomicic consultó al ministro por qué se ignoraba la opinión de los ayseninos en torno al proyecto considerando que las encuestas revelan una mayoría detractora. El ministro entonces retrucó diciendo que él conocía a muchos ayseninos que no sólo aprobaban sino que necesitaban el proyecto por el impulso económico a la región y la baja en las cuentas de la luz. Tonka entonces agregó que las encuestas revelaban no sólo el rechazo de la mayoría de los ayseninos al proyecto sino que esta era una posición nacional: la mayoría de los chilenos no lo ve con buenos ojos. El ministro entonces añadió que no siempre se puede considerar la opinión de las personas en los proyectos porque implicaría hacer plebicitos para todo lo que se hiciera en el país… fue entonces cuando JC Rodríguez (¿o Matamala?) increpó al ministro diciendo que, considerando el revuelo que ha tenido a nivel nacional,  es evidente que no se trata de cualquier proyecto sino de uno que afecta un ícono del territorio: la Patagonia. Y de ahí se armó el enredo entre un Golborne argumentando que no se puede hacer plebicitos para todo y que quién va a decir cuándo va o cuándo no va el plebicito y así. Parecía padre de familia tratando de explicar las razones de adoptar tal o cual medida  sin consultar a los niños… pero los ciudadanos que votamos y que (inexplicablemente) llevamos a su coalición al Gobierno no somos niños y, por otro, lado la ciudadanía tiene el deber de cuestionar la gestión de sus autoridades y de manifestarse cuando las políticas adoptadas no le parecen.

La democracia no se trata de ir una vez cada cuatro años a opinar y entonces librarse de la responsabilidad. Hacer país es más que trabajar como enano para que crezca el PIB (del que nunca vemos ni uno) sino que implica también manifestarse, pararle el carro a nuestros representantes cuando se arrancan con los tarros y dejan de representarnos… en las democracias sanas el poder descansa en las personas, no en los gobernantes. En este marco, los representantes tienen que estar preparados y abiertos a recoger las diferencias y contrapropuestas y no hacer oídos sordos.

Por otra parte, es super pelotudo pensar que la gente quiere hacer plebicito por todo. No hay una avalancha de manifestante en contra de la vacunación contra la influenza o contra el sarampión, ni hordas cuestionando la iniciativa de apoyar la actividad física y el deporte, pero cuando hay tanta gente saliendo EN TODO CHILE a la calle a manifestarse (considerando lo conservadores que somo los chilenos para patalear), el gobierno tiene que escuchar…na’ que hacer el favor de sentarse a dialogar, es un deber de los gobernantes REPRESENTAR a la gente y no ponerles la pata encima.

El segundo punto en el que Golborne dejó entrever la visión del Gobierno en torno a la democracia es que los manifestantes pertenecen a una clase social específica. En su vergonzoso discurso, el ministro afirmó que sólo la gente que tiene resuelto el tema de la plata para pagar la luz se interesaba por los temas medioambientales y que para el resto (para el Chile pobre) el tema no es el impacto ambiental de las represas sino la reducción en las cuentas de la luz que la implementación del proyecto puede traer. De acuerdo al ministro, el Gobierno intenta velar por los más pobres, asegurando el suministro energético que nos permita seguir creciendo al 6% durante los próximos 10 años, generar más empleos, atraer capitales foráneos y bajar la cuenta de la luz, entre otras cosas.

Como sería la cara de raja (perdonando la expresión) de Golborne que hasta Martín Cárcamo hizo el gesto de estar oliendo caca*. Incluso sin ir a las marchas uno puede ver las noticias y darse cuenta que los detractores provienen de diversos sectores de la sociedad y que eso no hace más que enriquecer los argumentos en contra del proyecto: mamás que quieren asegurar a sus hijos un lugar bonito para ir de vacaciones, estudiantes que entienden que inundar 5000 hà no puede menos que trastornar el ecosistema irremediablemente, agricultores que no pueden creer que les cedieran a privados el 100% de derechos de agua, ingenieros que aseguran calculadora en mano que el proyecto no es rentable, gringos que les gusta Chile y su geografía, abogados que ven en todos esto un quiebre a la institucionalidad y el fomento al monopolio, intelectuales que temen que Chile sea marcado en su cuerpo nación por la cicatriz de las torres que llevaran los cables (el tendido más extenso del mundo), ambientalistas, sociólogos, computines, artistas, obreros, ciclistas… desde Decanos de Universidades hasta caseras de la Feria.

Obviamente el discurso de Golborne y del Gobierno es mantener esta cuestión como la pataleta de algunos que juega en contra de la intención de ellos de favorecer a “una inmensa mayoría de chilenos”.  Pero es evidente el rechazo transversal no sólo a Hidroaysén sino que a las políticas cortoplacistas, impositivas, invasivas, unilaterales y poco transparentes.

Estamos ante gobernantes paranoicos que no tienen empacho en sentirse con derecho a regular la vida privada de las personas (qué hacen en la cama y cómo lo hacen, si visten o no con propiedad) pero que es sordo a las manifestaciones masivas de rechazo a un proyecto que afectará el territorio que compartimos todos.

Un daño tan profundo sólo puede despertar el rechazo de muchos, ya pasó la hora en que nadie podía decir nada porque teníamos la metralleta en el culo… si el gobierno quiere hacerse el sordo y sacar a los tortugas (FFEE) a la calle están dando (otro) puntapié a la dignidad de las personas.
Todos podemos opinar, todos valemos los mismo, es el signo de la Democracia, y no es un signo peso.

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* la expresión la tomé prestada de Jaime Coloma quien la usó para decribir el gesto que articula el rostro cuando nos enfrentamos a situación que, por absurda o incómoda , nos descoloca profundamente.

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